Una joven argentina viaja a Nueva York para escapar de la crisis argentina de 2001. Allí hace un postgrado, se casa y se divorcia; vive su exilio interno y conoce a una anciana y su gato. Escrita a tres voces, la diáspora en esta novela corta es el pretexto para que realidad y ficción, en dos ciudades en apariencia tan dispares como Buenos Aires y Manhattan, dialoguen a través de la literatura, a veces en forma desopilante. Los personajes de “El marido americano” comparten el mismo destino. Y lo hacen en Argentina, en Norteamérica y en China: aislados o compartiendo una mínima circunstancia con el otro, se mueven para no llegar a ninguna parte; o esperan ser redimidos mediante algún viaje.También sobrellevan sus propios malentendidos aunque, en todo caso, un privilegio los asiste: el poder compensar el peso de su malestar con una habitual e imprescindible esperanza.