Cuentos perversos y poemas desesperados

La pastilla en desgracia

Se abre el frasco
para facilitar su extracción:
esféricas,
multicolores,
y rimbombantes,
están apretaditas,
y apenas respiran.
Es que esperan terminar
en el estómago de un señor
flaco y muy serio,
que las necesita.
Sólo hay que abrir el frasco,
la enfermera con cara de torta
coloca una de ellas
en la boca hambrienta del señor flaco,
que la disuelve con su saliva
y
se duerme.


En los poemas y cuentos de Paula Winkler se juega con todo aquello que perturba un orden: deseo, represión, goce, culpa… Y nacen las preguntas. ¿Quién es la que invita a cucharas y sartenes para decirles que está cansada, que la dejen amar en paz, quién la que se propone sembrar en la boca de su hombre orquídeas negras? Y quién es la escritora que en tiempos en que reina lo obvio se atreve a pendular entre perversos, víctimas y victimarios, marcando con su prosa y con sus versos una sola certeza: la incerteza. ¿O acaso el que lee no es también perverso, de algún modo?
            Abrir sobres ajenos es violentar una intimidad. Y aunque se trate de personajes de ficción, el lector experimenta la excitación del que espía.
            Hay humor en la novedosa propuesta de Paula Winkler. Es un verdadero regalo recorrer páginas bien escritas en las que no hay estereotipos, abunda el ingenio y se apela a la complicidad.

Silvia Plager para Libris, Longseller

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